Alestra

El sector educativo atraviesa por un proceso de digitalización sin precedentes, solo bastaron unos meses para reconfigurar la forma de enseñanza a nivel mundial. Y justo ahora, el avance de la vacunación contra la COVID-19 trae consigo el modelo de educación híbrida, donde las tecnologías emergentes como el Internet de las Cosas y la Inteligencia Artificial ocupan un lugar irremplazable. 

A más de un año del inicio de la pandemia provocada por el COVID-19, es evidente el crecimiento en la adopción tecnológica que hace posible la realización del trabajo, sin necesidad de asistir físicamente a un espacio.    

Actualmente todos los sitios web y plataformas con acceso al internet han tenido que visibilizar sus políticas de manejo de información por una preocupación que se ha vuelto cada día más común entre el público en general: la privacidad en línea.

Igual que en cualquier otro aspecto de la crianza, la educación tecnológica requiere atención constante de los padres, el tiempo que los más pequeños pasan frente a las pantallas debe ser regulado, y aunque en algunos casos se llega a prohibir por completo el uso del internet, esa solución solo funciona en los primeros años de vida. A partir de cierta edad, el internet se vuelve una herramienta educativa y social, donde los niños desarrollan la mayoría de sus actividades diarias.

La nueva realidad ha impuesto a las plataformas de videoconferencias y aulas virtuales como servicios cruciales con los que adultos y niños interactúan casi a diario. Precisamente por lo útiles que son para mantener el funcionamiento de actividades fundamentales, así como para socializar y pasar ratos de ocio, es hora de discutir la seguridad de dichos servicios y qué tan amplia es la información que recaudan de sus usuarios mientras son usados.