La Inteligencia Artificial ha cambiado la forma en que hablamos sobre la privacidad y la vigilancia. Un solo algoritmo puede revisar miles de horas de video, información o encontrar patrones. Todas estas innovaciones han llevado a generar una nueva tecnología que ha revolucionado el campo de la Inteligencia Artificial: el reconocimiento facial.
El reconocimiento facial es una tecnología que permite distinguir e identificar a una persona dentro de una imagen por medio de algoritmos y análisis visual. El reconocimiento se lleva acabo por medio de la comparación de una imagen con una base de datos y el análisis de sus características faciales.
El reconocimiento tiene muchos beneficios y aplicaciones, especialmente en el tema de la seguridad. Muchas ciudades han adoptado software de reconocimiento facial para buscar a criminales o en la inspección de aduanas y aeropuertos cuando visitantes extranjeros entran a un país. En el campo de la seguridad digital, se utiliza como una segunda medida de seguridad además de una contraseña o una huella dactilar. Ejemplo de esto son la nueva gama de celulares como el IPhone X o el Samsung Galaxy S10 los cuales se desbloquean con el rostro de sus dueños. Además, otro uso relevante es la búsqueda de personas. Gartner estima que el reconocimiento facial ayudará a reducir el número de personas desaparecidas en un 80% en los próximos años.
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Sin embargo, a pesar de todos sus beneficios, el reconocimiento es el centro de una fuerte controversia en el tema de la privacidad. ¿Hasta donde se debe permitir que las empresas o los gobiernos obtengan un perfil biométrico de sus ciudadanos?
Primeramente, muchos activistas critican el uso del reconocimiento facial ya que es una intromisión directa a su privacidad y a su información personal. Con esta tecnología, no solo las acciones de un individuo quedan video grabados, sino también analizados, quitándole su derecho a la privacidad y el anonimato.
Existen investigaciones que demuestran que el desarrollo de las tecnologías de reconocimiento facial se hace sin tomar en cuenta los tonos de piel de las personas de color, resultando en que los algoritmos fallen en reconocer con mayor frecuencia este grupo de personas.
En cierta medida, muchas de las preocupaciones sobre la privacidad se relacionan con el uso que los gobiernos le pueden dar a la información biométrica. Algunos países autoritarios, como China, están invirtiendo bastante en el desarrollo de esta tecnología para ejercer control sobre su población. Con aproximadamente 200 millones de cámaras en todo su territorio, el gobierno chino vigila a sus ciudadanos para suprimir cualquier tipo de crítica y disidencia. Este fenómeno es aun mayor con las minorías étnicas del país. Los uigures, una minoría musulmana, son vigilados constantemente por medio del uso de reconocimiento facial. La política de vigilancia del país asiático ha sido criticada por muchas organizaciones por los derechos humanos ya que la consideran una estrategia de supervisión, control y monitoreo de todas las actividades de sus ciudadanos.
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A pesar de que el caso chino es bastante extremo y no todos los países pueden ejercer ese nivel de control sobre las personas, sigue siendo un tema bastante controversial. Debido a las críticas y exigencias de sus ciudadanos, lugares como la Ciudad de San Francisco prohibió los tipos de sistemas de vigilancia que involucren el reconocimiento facial como alguna de sus métricas.
El reconocimiento facial, a pesar de sus desventajas, supone un importante avance tecnológico que dará a las empresas y negocios las oportunidades de crecimiento y eficiencia no antes visto. Sin embargo, para una transformación digital genuina, es importante tener un aliado que ofrezca las mejores soluciones para una estrategia de implementación exitosa. Con 20 años de experiencia y conocimientos en las tendencias tecnológicas actuales, Alestra es tu mejor aliado para llevar a cabo los cambios que tu negocio necesita.