Con la tecnología creciendo a pasos agigantados, nos hemos maravillado de todos los beneficios y todas las facilidades que se pueden obtener, a partir de la automatización e innovación de productos y servicios.
Anteriormente, hemos hablado de innovaciones como el internet de las cosas o la inteligencia artificial, que sus simples descripciones nos hacen transportarnos a un futuro no muy distante, en el que tanto objetos como personas estaremos interconectados. No falta mucho para que estas tecnologías se planten por completo en nuestras vidas diarias, y cambien la perspectiva que tenemos de las cosas.
El pasado agosto, se volvió noticia la empresa Three Square Market, por convertirse en la primera empresa estadounidense en implantar microchips RFID (Identificación por Radio Frecuencia, por sus siglas en inglés) a sus empleados, de manera voluntaria.
De esta manera, ofrece beneficios dentro de la empresa, como el acceso a las instalaciones, utilizar sus dispositivos electrónicos, o comprar en la cafetería, entre otros. Pero se espera que esta tecnología rebase estas capacidades hacia un nivel comercial y médico.
A pesar de ser una innovación tecnológica, hay personas que se mantienen recelosas ante la idea de tener un dispositivo ajeno dentro de su cuerpo. Muchos detractores consideran que es una pérdida de libertad para el empleado, y un modo de fácil rastreo y hackeo, consideraciones que deben tomar en cuenta las empresas, para brindar seguridad y protección de datos.
Por ahora, la implantación de microchips en seres humanos no suena tan alarmante, ya que no posee una cantidad extensa de datos dentro del mismo, pero como avanza esta tecnología, es muy probable que, en un futuro, todos los datos personales como fichas médicas, dinero y localización, se encuentren archivados en ellos.
Este es un territorio en el que el Internet de las Cosas se ha aventurado, y la mayoría de los empleados y líderes de empresas, se maravillan con la idea de que pueda funcionar en cada aspecto de nuestra vida diaria.
Hay que tener presente el tema de la privacidad, imprescindible a la hora de implementar tecnologías que puedan volvernos vulnerables. Además, debemos pensar qué estamos haciendo para mantener nuestra información al margen de los ataques cibernéticos.
Utilizar la inteligencia artificial puede ser un arma de doble filo, ya que estaríamos conectados a todo lo que nos rodea, pero también quedamos expuestos virtualmente. Si una tecnología como la de los microchips implantados llega al nivel de utilizarse en cualquier aspecto de la vida cotidiana también deben crearse métodos y políticas de seguridad para evitar la fuga y robo de información.
Y tú, ¿consideras este tipo de innovaciones tecnológicas un beneficio o algo de lo que deberíamos mantenernos al margen? Comparte con nosotros tu opinión en los comentarios.