Contrario a ser ajeno a negocios o industrias, el proceso educativo se ve transformado con cada avance tecnológico del momento. Desde las primeras calculadoras hasta el uso de los dispositivos móviles, estas herramientas han sido aliados de estudiantes y docentes por igual, siempre con la meta de simplificar el proceso educativo y enriquecer cada paso de esta experiencia.
Partiendo de las estimaciones de los expertos, Gartner postula que la hiperconectividad es el siguiente gran cambio que nos espera, ya que pronostica que más de 20 mil millones de objetos estarán conectados en el Internet para finales del 2020.Conocimiento dinámico
Más allá de los increíbles ahorros en papel para la institución —cifras elevadas según una encuesta de Capterra— la experiencia en el aula tanto del docente como del estudiante se ve simplificada en presencia del Internet de las Cosas.
El uso de pizarras y marcadores digitales beneficia enormemente en la toma de notas y se estima que usar estas herramientas puede ser hasta 30 veces más rápido que el método tradicional del lápiz y papel. Además, esto permite que el alumnado pueda hospedar su aprendizaje en un sitio y compartirlo en tiempo real en caso de ser necesario.
Por otra parte, los docentes pueden compartir conocimiento entre sí y colaborar hacia la construcción de mejores planes de estudio. Asimismo, verse libres de la toma de notas les ofrece beneficios, como navegar más rápidamente entre el material académico y dirigir su atención hacia las dudas e inquietudes de sus estudiantes.
Ambiente seguro
Garantizar la seguridad del alumnado es una creciente necesidad y una de las mayores prioridades de toda institución comprometida con el quehacer educativo.
La implementación estratégica de cámaras y sensores especializadas permite subsanar un aprovechamiento académico menor y combatir las faltas de asistencia a raíz de la inseguridad mediante la supervisión oportuna.
Igualmente, el uso de brazaletes e identificaciones con radiofrecuencia ofrece tranquilidad a los padres de familia y al personal académico, ya que mediante estos se puede rastrear los últimos puntos que han sido accesados por el estudiante y determinar su ubicación mediante un sistema de localización avanzado.
Aprendizaje enriquecido
Más allá de ser un ambiente en el que el proceso de aprendizaje se suscite en el aula, la aplicación del Internet de las Cosas ha permitido establecer una tendencia en el que el alumnado se vuelve más autosuficiente a través de herramientas como lecciones, pequeñas pruebas o e-learning.
Por ende, el docente tiene la habilidad de recibir dicha información en tiempo real y consecuentemente dirigir el aprendizaje hacia una instrucción menos mecánica y más intuitiva, así como atender dudas específicas dentro del periodo de clase e invertir tiempo personalizado con los estudiantes que así lo requieran.
Fomento de la creatividad
Si se consideran las posibilidades que ofrece esta tecnología y la velocidad con la que ésta avanza día tras día, los docentes se ven ante la oportunidad de ejercer un proceso creativo mayor que despierte la curiosidad de su alumnado.
A manera de ejemplo, Bosch implementó una imagen digital de Albert Einstein en una escuela austriaca, cuyo color cambiaba a verde en el momento que ésta detectaba que las condiciones del aire del aula no eran favorables. Con ello los estudiantes podían tomar acción para mejorar su entorno y, a su vez, aprendían sobre las condiciones de su medioambiente de una manera dinámica, divertida y que no involucrara largas lecturas.
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