Desde hace ya varios años, antes de que existieran tantos dispositivos móviles, había programas que empezaban a aprender acerca de nosotros, de ciertos rasgos, como por ejemplo los programas de dictado que poco a poco mientras más los usábamos se iban haciendo mejores en el reconocimiento de nuestro tono de voz, de nuestra forma de pronunciar. ¿Cómo era esto posible? El programa guardaba ciertas características y se iba personalizando poco a poco, es como hacer un fine tuning para un programa, sólo que el mismo lo hace de manera automática.
En este momento todos los teléfonos inteligentes y casi todas las tabletas tienen un asistente personal vía reconocimiento de voz, mismo que aprende de una forma más específica, ya que el equipo va a guardar en su memoria los usos más frecuentes que le des.
Dependiendo de la aplicación, es el tipo de información que va a memorizar, la aplicación que te guía por el tráfico por ejemplo, aprende de las rutas que usas frecuentemente y poco a poco va a buscar las rutas más rápidas cerca de los caminos o del rumbo que más utilizas.
El asistente personal de tu teléfono puede aprender tus gustos de música, qué lugares prefieres visitar, cuáles son tus horarios.
Hace unos días revisé una aplicación móvil que en sí era una agenda y una lista de quehaceres, ésta aprendía de tus citas y de cuándo haces las cosas, cuánto tiempo te tardas en hacerlas y te proponía cómo cambiar las actividades de tu día para tener una vida más eficiente.
Muchas aplicaciones comparten la información con servidores de base de datos diseñadas para este fin; en este rubro la mayoría son aplicaciones de música o videos, que con sus algoritmos se dan cuenta qué tipo de música o videos te gustan más, y así cada vez que entren en su portada te pueden proponer otros grupos que toquen música parecida.
Así que piensa muy bien qué es lo que puede aprender la aplicación de ti y de tus hábitos. Casi todas las aplicaciones te piden permiso para consultar tu información, y la mayoría de las personas no lee esto, solamente le dan aceptar, sin pensar en qué información va a ser accedida por estas aplicaciones. Es decir, en las fotos, la mayoría de los teléfonos le agregan la ubicación, misma que servirá más adelante para que sepas dónde fue tomada la foto, ¿pero nos interesa que una aplicación sepa dónde las tomamos? Va más allá de una imagen, es una lectura de tu vida.
Las aplicaciones móviles las empleamos todos los días todo el día. Lo comparo con llevar a una persona a tu lado en tu día habitual; tardaría muy poco tiempo en aprender tu rutina, y si das la pauta, incluso en menos tiempo de lo esperado te haría recomendaciones.
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